La pizza “corre” en la Bahía de Asunción

15 enero, 2018
Las pizzas salían en tandas de ocho. Al comienzo no duraban un segundo. Después decreció el ritmo e iba disminuyendo a medida que avanzaba la hora.

Las pizzas salían en tandas de ocho. Al comienzo no duraban un segundo. Después decreció el ritmo e iba disminuyendo a medida que avanzaba la hora.

Agostino Sambucco y Vidal Domínguez Díaz se han convertido en un Dúo Dinámico. Están desparramando pizzas en San Bernardino y Asunción. Y una noche a la semana se embarcan en un catamarán para hacer un pequeño recorrido por la bahía de Asunción y allí ofrecen a sus invitados un corrido de pizza que “corre” realmente hasta que los comensales digan basta.

A media tarde había llovido intensamente en Asunción y nada hacía sospechar que el tiempo se recompondría por la noche, lo suficiente como para “arriesgarse” a dar una vuelta por la bahía de Asunción, a bordo de un catamarán acondicionado como un pequeño barco de paseos recreativos. El mismo que todos los días espera pasajeros en la playa de la costanera de Asunción.

La oferta era participar de un “pizza jeu” mientras la embarcación realizaba un pequeño viaje desde la playa hasta la entrada de la vía, donde se encuentra el canal principal del río Paraguay y vuelta para anclarse en medio de la bahía disfrutando de las hermosas vistas de la ciudad. Nosotros, que ya tenemos años, viendo esos panoramas, nos concentramos más bien en disfrutar de la pizza.

Agostino, Vidal y Mauricio, los encargados de la preparación de las pizzas. Sobre el fondo negro de la Bahía de Asunción, se recortan las luces de los edificios del centro de la ciudad.

Agostino, Vidal y Mauricio, los encargados de la preparación de las pizzas. Sobre el fondo negro de la Bahía de Asunción, se recortan las luces de los edificios del centro de la ciudad.

Unas canzonettas italianas, más bien canzonettas napolitanas, recibían a los participantes para ambientar la noche que “sería a pura pizza napolitana”.  Es que el pizzero Agostino Sambucco era el maestro que iba a tener a su cargo la preparación. Ayudado por Vidal Domínguez Díaz con quien se alió en este negocio y juntos están regenteando en San Bernardino, San Genaro un local ubicado en el centro de esa ciudad que se dedica a las pizzas y las pastas.

Agostino, pizzero napolitano y de tercera generación dio algunas explicaciones dando a conocer algunos detalles de la preparación de sus pizzas. Por ejemplo, reveló que no le pone grasa a la masa y que utiliza una mezcla especial de harina combinando productos de varias marcas. “Acá tengo que usar 350 gramos de harina para una pizza de 35 centímetros de diámetro. En Italia con 230 gramos ya me alcanza”, cuenta a los asistentes. La masa deja leudar entre 48 y 72 horas dependiendo de las condiciones climáticas que imperen en el día. Su receta es casera y lo aprendió de su abuela.

Mientras el catamarán comenzaba su periplo, un horno portátil al que le hicieron unas adaptaciones comenzó a recibir las primeras ocho pizzas que tardaron en cocinarse porque el fuerte viento reinante no permitía que el horno alcanzara la temperatura ideal para la cocción. La primera tanda demoró unos minutos y esto hizo acrecentar el apetito de los comensales al punto que las primeras preparaciones desaparecieron en un santiamén como su hubieran sido atacadas por langostas. Este ritmo se fue sosegando a medida que iban apareciendo las pizzas, primero napolitana, luego margarita, seguido por peperoni y por la de cuatro quesos. El pasaje estaba compuesto por 42 personas y se consumieron cerca de 70 pizzas de unos 35 centímetros de diámetro.

Al más puro estilo napolitano. Con las manos. No había luego cubiertos.

Al más puro estilo napolitano. Con las manos. No había luego cubiertos.

Contribuyó para ello el hecho de que la pizza no caía pesada. Tenía una salsa bien preparada, que Agostino nunca quiere revelar, y una cantidad controlada de queso. Se dejaba comer hasta el punto del abuso. Se comió pizza hasta que todos se hartaron de repetir. Por supuesto, que uno tenía que servirse con la mano, sin la asistencia de cubiertos, como lo mandan las normas del consumo napolitano.

Después de dos horas y media de dar andando vueltas por la bahía, recalamos en la playa. Y Juan Aníbal González Stanley, el promotor de turismo, encargado de la propuesta, nos comentaba que ya tenía casi completas las reservas para el próximo viaje. Se realiza todos los miércoles.  Después de esta experiencia podemos dar fe que la pizza no empacha. No hay otra alternativa a la de comer pizza. El barquito está equipado con una pequeña cantina donde se venden cervezas, gaseosas y agua. No sabemos hasta donde ira el Dúo Dinámico pero ya estaban mencionando otras posibilidades de noches temáticas.

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COMENTARIOS

  1. Laura dice:

    Excelente combinación de sabores y aromas, música, paisaje y brisa del río!!! Un paseo para gozar con todos los sentidos.

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